Los productos electrónicos, desde paneles solares hasta teléfonos inteligentes, traen enormes beneficios para la humanidad y ofrecen nuevas oportunidades para el desarrollo. También son herramientas para enfrentar los desafíos del cambio climático, ampliar la educación, brindar atención médica y facilitar el comercio.
Los desechos electrónicos se definen como cualquier cosa con un enchufe, un cable eléctrico o una batería. Desde tostadoras hasta cepillos de dientes, teléfonos inteligentes, heladeras, y televisores que han cumplido “su ciclo de vida”, hasta los componentes dentro de estos productos que tienen una duración más prolongada. Este tipo de residuos constituyen una pequeña pero creciente proporción de los 2010 millones de toneladas métricas de desechos sólidos que se generan cada año en todo el mundo. Sin embargo, a diferencia del vidrio, el papel, la madera y otros materiales, los productos eléctricos y electrónicos usados contienen sustancias peligrosas además de materiales valiosos, por lo que requieren un tratamiento especial.