Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición continuada a un nivel de ruido elevado supone una pérdida auditiva irreversible. Parte importante de la exposición al ruido se produce en el hogar: TV, música, electrodomésticos… Si lo que queremos es garantizar un ambiente acústico seguro y confortable, la solución pasa por saber medir el ruido y respetar los límites.
El Gobierno colombiano sancionó la ley contra el ruido, una iniciativa que había sido avalada en el Congreso de la República, y que busca detener los efectos provocados por la contaminación acústica en el país.
La ley 2450 del 4 de marzo de 2025, fue publicada en la página oficial de la Presidencia de Colombia, que contempla la firma de varios funcionarios del orden nacional, entre ministros y directores de entidades del Estado.
¿Qué implica esta Ley?
- Crear la Política de Calidad Acústica en Colombia.
- Define responsables para desarrollar estrategias y acciones entre instituciones, ciudadanías y sectores para mejorar la gestión de la contaminación acústica desde prevención, pedagogía, control y sanción.
- Fortalecer los mecanismos jurídicos y de policía para preservar y restablecer el orden público que resulte afectado por el ruido.
- Todos los municipios y distritos del país deben crear un Plan de Gestión de Calidad Acústica.
- Actualizar los planes de ordenamiento territorial de los municipios desde el enfoque de confort acústico.
- Se crea un Comité de Seguimiento para el cumplimiento de la Ley y no se quede en el papel

La preocupación sobre el impacto de la ley en actividades como conciertos, festivales, verbenas y celebraciones en pueblos y barrios es legítima, pero la Ley contra el ruido ha sido diseñada precisamente para equilibrar la protección del derecho al descanso, la convivencia, la salud, el ambiente sano, la tranquilidad con el respeto y la promoción de las actividades artísticas, culturales y económicas. Lo que buscamos es organizar la casa para que este tipo de actividades se hagan de forma organizada, sostenible y responsable. Puntos clave para responder a esta preoccupation:
Excepciones para actividades culturales y tradicionales: La ley reconoce que ciertas actividades generan ruido como parte inherente de su naturaleza. Por ello, contempla excepciones específicas para eventos culturales, deportivos, y recreativos, siempre que cumplan con medidas de mitigación y respeto a los valores límite establecidos. Esto incluye permisos previos, horarios controlados y el uso de tecnologías de reducción de ruido cuando sea posible.
Protección de tradiciones locales: Las celebraciones tradicionales, verbenas y festivales son parte fundamental del tejido cultural de las comunidades. La ley no busca prohibir estas actividades, sino garantizar que se realicen de manera responsable, respetando tanto a los participantes como a los habitantes cercanos.
Zonas específicas para eventos: La ley promueve la planeación adecuada mediante la delimitación de zonas de uso mixto y áreas designadas para eventos masivos. Esto permite proteger los sectores residenciales o sensibles sin limitar el desarrollo de actividades culturales, artísticas, económicas que cumplan con los lineamientos de la Ley.
Promoción de la convivencia: La intención no es sancionar la cultura ni las expresiones comunitarias, sino ofrecer herramientas para que puedan convivir de manera armónica con el derecho a la salud, el descanso, la tranquilidad, la convivencia. En lugar de ver esto como una limitación, se busca que estas actividades se realicen de forma organizada, sostenible y responsable.
Flexibilidad según el contexto: Los entes territoriales, como alcaldías municipales y distritales, tienen la responsabilidad de regular estas actividades considerando las particularidades locales. Esto significa que cada territorio podrá adaptarse a sus propias dinámicas culturales y sociales, dentro de los lineamientos de la ley, En resumen, esta ley no prohíbe actividades como conciertos o festivales, sino que establece criterios claros para que puedan realizarse sin comprometer la salud y el bienestar de las comunidades. La implementación cuidadosa de la ley permitirá preservar tanto las tradiciones como la calidad de vida.